Los vacíos en la legislación mexicana han permitido que el país sea considerado por organizaciones ambientalistas como “el paraíso de la contaminación”.
Ejemplo de ello son los tres derrames ocurridos con días de diferencia en Sonora, Durango y Nuevo León. A la fecha, sólo en el primer caso las autoridades impusieron una multa por el vertido de casi 40 mil metros cúbicos de cobre y ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchi y Sonora.
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