Después de dos años regresé a Santo Domingo de Chontales, con un grupo de veinticinco estudiantes de Geografía Política de la Universidad de Ciencia y Tecnología (Unicit), para indagar las transformaciones sociales impulsadas por B2 Gold y las alteraciones medioambientales y geográficas ocasionadas por la explotación minera a cielo abierto. En diciembre de 2015 lo hice con alumnos de la Universidad Americana (UAM), con el mismo propósito. La primera constatación salta a la vista: La 4 y el cerro La Pipilacha han desaparecido. El dirigente campesino, Líder Amadeo Díaz, fue tajante al expresar: “Los beneficios que deja son muy pocos, en comparación con los daños que ocasiona”. Un argumento generalizado. Tres dirigentes campesinos adujeron lo mismo. Los beneficios no se perciben.
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