En los más de 30 mil núcleos agrarios del país, sean ejidos o comunidades agrarias, se celebran asambleas ejidales o comunales según sea el caso, convirtiéndose en el máximo órgano de decisión por ley y porque así lo reconocen los mismos campesinos. Por su propia naturaleza es un espacio plural, deliberativo y democrático, convirtiéndose en los hechos en la barrera o baluarte contra las políticas privatizadoras que despojan de la tierra y recursos naturales a los pueblos indígenas y campesinos.
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