Bajo un ardiente sol de más de 45 grados, el río Sonora tiene sed. Han transcurrido cuatro años de la peor tragedia ambiental de la industria minera en México, lo que representa un grave pasivo ambiental, económico y de salud pública que dejará como herencia el actual gobierno de la República, en medio del clamor de las comunidades de tener acceso a agua apta para el consumo humano.
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