Comenzaron a circular las versiones desde temprano. Bien a bien no se sabía qué ocurría, pero el miedo comenzaba a apoderarse de familiares y amigos. La incertidumbre creció conforme pasaron las horas.
«No me contesta el celular», «Yo también ya le intenté, pero me manda al buzón», «¿Saben en qué turno fue?», se escuchaba afuera del hospital Juan María de Salvatierra, mientras llegaba una de las primeras ambulancias con dos de los mineros intoxicados ayer.
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