Durante este mes, medios nacionales e internacionales publicaron reportajes sobre el derrame de residuos tóxicos en el río Sonora[1], considerado el peor desastre ambiental provocado por la industria minera en México. Pasaron tres años desde ese evento para que los pobladores afectados ganaran por fin un juicio de amparo, que promovieron al demostrar que dos pozos de la región, presentan concentraciones de arsénico y manganeso, en niveles nocivos para los humanos; han demandado a las instituciones de salud estatal y federales, por haber desatendido su derecho a la salud.
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