En México hoy hay más en juego que 40 millones de litros de sustancias tóxicas tiradas al río en Sonora. Hay más ante lo cual indignarse que el comportamiento criticable de una empresa. Lo que ha pasado en Cananea evidencia de la toxicidad de nuestro sistema económico, en el cual tantas compañías hacen lo que quieren – expoliar, explotar, contaminar, abusar – ante la pasividad o la complicidad del gobierno. Operan al margen de la ley o la ignoran. Lastiman el medio ambiente sin pagar una sola consecuencia por ello. El sui generis capitalismo mexicano lo alienta, lo permite, lo arropa. Las necesidades del gran capital por encima de la protección a la población. El bienestar de Germán Larrea por encima de los desastres que su actividad empresarial ha provocado. El arropamiento al multimillonario por encima de los derechos de miles de mexicanos.
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