
Para quien no los ha visto, los»jales» son depósitos a cielo abierto que contienen ácidos, metales y contaminantes diversos diluidos. Si se transita de sur a norte, bajando la sierra, el primer jale de la mina de Cananea puede verse desde la carretera cuando se está cerca de la ciudad; da la apariencia de una laguna hermosa, de esas que dan vida al paisaje rural de las distintas geografías del país. Pero su apariencia es engañosa, pues desde siempre ha representado una fuente contaminante y de diversas enfermedades para los cananenses y para todo ser viviente en las localidades cercanas a la población minera. El gran problema es que toda la región de Cananea y algunos municipios aledaños están llenos de represos y jales porque esta es la forma más barata en la que el Grupo México de Jorge Feliciano Larrea produce cobre, aunque con esto ha devastado ecológicamente los ejidos y las áreas verdes que antes eran orgullo de los cananenses.
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