Mario Martínez González y su esposa fueron despertados la noche del 30 de mayo pasado por las detonaciones. Ellos habitaban una pequeña casa rodante, en lo que queda del rancho Las Padercitas, predio El Saucito –también conocido como El Encantado– en La Sierra de La Laguna, municipio de La Paz, Baja California Sur. Aún espantados, se dieron cuenta que los disparos provenían de los arbustos y árboles, pero no sabían si de la dirección en que está el campamento de la compañía de seguridad privada Adamantium Private Security Services. No sabían si les estaban disparando pero decidieron no esperar a averiguarlo y salieron como puedieron del remolque; luego corrieron al monte. Los guardias de seguridad privada pasaron de las amenazas verbales al uso de armas para intimidar más y así lograr que la familia Cordero abandonara el rancho. Mario señala que fueron más de 10 disparos, no está seguro de cuántos más…
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