El trasfondo que hay en el megaproyecto de minería submarina “Don Diego”, radica “en una actividad que apenas está comenzando en el mundo, con lo que México se hubiera vuelto como un campo experimental sin tener todavía la infraestructura de supervisión y vigilancia para monitorear que el proyecto no tuviera afectaciones”, expuso el Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
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